“Este fallo es una victoria para América”. Así comentó el presidente Barack Obama el fallo Obergefell et al v. Hodges, del que SCOTUS entregó su opinión ayer por la mañana, en quizá el fallo más importante de los últimos 30 años en EE.UU. y por sus repercusiones culturales, probablemente en buena parte de Occidente.
"The
right to marry is a fundamental right inherent in the liberty of the person,
and under the Due Process and Equal Protection Clauses of the Fourteenth
Amendment couples of the same-sex may not be deprived of that right and that
liberty. Same-sex couples may exercise the fundamental right to marry. Baker
v. Nelson is overruled. The State laws challenged by the petitioners
in these cases are held invalid to the extent they exclude same-sex couples
from civil marriage on the same terms and conditions as opposite-sex couples."
La opinión,
de redacción del Justice Jennedy –un juez católico y nominado por Reagan, a más
abundamiento- finaliza con uno de los párrafos más bellos sobre el matrimonio
(va traducción en recuadro).
Los
disidentes, encabezados por Roberts, no logran sustentar un argumento consistente
y, como anota lúcidamente el profesor Michael C. Dorf, más bien se dedican a
intentar ironizar. Scalia lo hace con ese mal gusto que lo caracteriza y Thomas
una vez más yerra, es inconsistente con lo que él mismo ha escrito otras veces,
y muestra que si hubiera estado en la Corte Warren, la segregación nunca habría
terminado.
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