Informe Comisión Jeldres
Señor Director
Desde hace 30 años la Corporación María Ayuda trabaja
acogiendo niños, niñas y adolescentes en hogares residenciales. Hemos sido
testigos a lo largo de los años del drama que sufren estos niños al ser
separados de sus familias por orden del tribunal, y pasar a ser “niños de
hogar”, sin tener ellos culpa alguna por la situación que les toca vivir.
Somos testigos
directos también de la escandalosa postergación en que se encuentran las
políticas públicas de infancia, especialmente la que requiere más atención, la
de las residencias, en donde cerca de 15 mil niños son acogidos a lo largo de
Chile. Impacto causa en la opinión pública cuando de alguna forma se entera de
las condiciones en que viven niños y niñas en estas residencias.
El Estado a través del Sename subvenciona cerca de 1/3 (al
menos en nuestro caso es así) de los costos de un niño por hogar, lo que hace
que tengamos que conseguir “como sea” los otros 2/3. La tarea es titánica: por
una parte conseguir los recursos para una infraestructura digna, (pensemos los
costos que significa solo construir un hogar), dar una atención psico-social de
calidad, (contratar al personal idóneo para esta tarea, compitiendo con sueldos
de mercado imposibles de igualar), asegurar la atención médica y de salud
mental, (meses de espera para atender a un niño) , procurar escolaridad y
recreación, ( la deserción escolar es alta) , en fin, esto entre muchas otras
necesidades.
La comisión Jeldres ha dejado a la luz las carencias del
sistema y logró recopilar información en donde se establece en definitiva que
no solo “no se protege” en muchos casos a estos niños, sino que por el
contrario se “vulneran sus derechos”, llegando a veces éstas a ser
constitutivas de delito. ¿Qué podemos hacer entonces los que queremos colaborar
de verdad, para sacar a estos niños del drama en que viven? ¿Qué pueden hacer
las Instituciones que viven solo con el escaso aporte estatal y no pueden
conseguir más recursos? Solo una cosa: cerrar los hogares (ya son demasiado los
que lo han hecho en el último tiempo) y dejar que estos niños vuelvan al
círculo de maltrato de dónde venían, es decir su propia familia.
Pero el otro camino, y es el que María Ayuda desde hace
tiempo procura, es que el Estado de verdad se haga cargo del costo real de la
atención de éstos hogares, para así buscar en los privados el delta que falta.
Obviamente que es, al menos en Chile, todavía una tarea compartida. Si no se
hace esto, que el estado y los particulares tomen conciencia de la grave
situación, nos encaminamos a un drama humano de proporciones. Lo esperanzador
es que el problema es acotado, sabemos el número de niños, el número de hogares
en cada región y lo que se requiere económicamente por parte del Estado, cifra
que es insignificante para el presupuesto de la Nación. Solo así las
Instituciones que hacemos este trabajo podremos asegurar una colaboración con
el Estado, haciendo bien nuestro trabajo, pero insisto, solo si éste asegura el
financiamiento mínimo, (no el que tenemos ahora), para así nosotros buscar
entre los privados la diferencia de estos costos.
No sigamos esperando, los escándalos continuarán día a día,
aunque pongan cientos de fiscalizadores, si no se toman con urgencia las
medidas de fondo que todos esperamos.
P. Francisco Pereira Ochagavia
Director Pastoral Corporación María Ayuda
Director Pastoral Corporación María Ayuda
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