lunes, 30 de abril de 2018

Columna: No bastan las querellas


No bastan las querellas

Lo que en Chile hacemos cuando ocurre una tragedia se limita básicamente a tres cosas: una investigación judicial, penal y, eventualmente, una civil (si se pide indemnización de perjuicios); un sumario administrativo; y una comisión investigadora de la Cámara de Diputados. 
En los dos primeros casos quien dirige la investigación suele ser un abogado. Un fiscal penal en el primer caso, un fiscal instructor en el segundo caso. Perseguimos, de este modo, responsabilidades penales (se cometió o no un delito) y responsabilidades administrativas (se cometió o no una falta al estatuto administrativo).
En el tercer caso, un grupo de diputados cita a determinadas personas, reúne información, vota y emite un informe.
Ninguno de estos tres mecanismos es conducido por un experto en el tema que origina la tragedia. A lo sumo, si es citado, entrega su opinión, la que luego es apreciada y sopesada por gente que no sabe nada de ese tema.
Un estudio de la profesora de política social de la London School of Economics, Eileen Munro,[1] examinó 45 investigaciones realizadas en Inglaterra, entre 1973 y 1994, dirigidas a pesquisar, a nivel técnico, las razones de muertes, violaciones, abusos o casos de maltrato en el sistema de protección británico. De este cuerpo de investigaciones ella extrae una serie de recomendaciones, varias de las cuales incidieron directamente en modificar procedimientos, leyes y prácticas. Recientemente, en el 2006 la caída del avión Nimrod XV 230 de la Fuerza Aérea inglesa en Afganistán generó un informe oficial[2] y un segundo informe independiente[3] que evidenció los numerosos errores de la primera investigación oficial que se preocupó más de encubrir responsabilidades que de otra cosa. A su turno, el 2000, el sistema británico de salud[4] encomendó a un grupo de expertos un estudio para aprender de los eventos adversos y llegó a convertirse en el punto de quiebre de una institución que en la última década llegó a ser pionera en el campo de la seguridad del paciente.
Entender las razones que llevan a la muerte de un niño en un hogar, de presos en una cárcel, de pasajeros civiles en un avión militar, es algo distinto a dar con responsables penales, civiles, administrativos, políticos. Se parece, pero no es lo mismo. La voz de los expertos se tiende a difuminar y, muchas veces, perder, en medio de las negociaciones de una comisión investigadora, o las consideraciones penales o de prueba.  Si determinado comportamiento es o no delito, o falta administrativa, nos dice bien poco acerca de las razones que llevaron a esa conducta. ¿Cómo formular recomendaciones desde este tipo de investigaciones que, además, poseen fuertes grados de opacidad?
En el caso de muertes en el sistema proteccional existen diversos actores interactuando. Hay actores públicos (los supervisores de Sename p. ej., o los jueces de familia que resolvieron cuestiones) y privados (quienes evaluaron en un programa ambulatorio -DAM- a quienes postulaban a ser familia de acogida, el programa de familia de acogida), hay déficit de política pública (la niña fallecida probablemente no tuvo un abogado que resguardase en sentido fuerte su derecho a defensa), hay problemas en el despacho judicial, etc. No todos estos problemas significan que se ha incumplido la ley penal o algún deber administrativo. Es decir, una investigación penal o un sumario administrativo no va a reunir necesariamente y a ponderar toda la información que nos permita comprender cuáles fueron los errores del sistema.
Se necesita, además de las querellas y los sumarios, esfuerzos ordenados, interinstitucionales, por entender.
Las trágicas muertes de quienes están al cuidado del Estado exigen mejorar nuestros procesos de comprensión de lo ocurrido. Aprender es la única forma de que esas muertes no vuelvan a ocurrir y no hayan sido en vano.


Francisco Estrada V.



[1] Munro, E. (1999). Common errors of reasoning in child protection work.  Disponible en: http://eprints.lse.ac.uk/358/
[2]http://www.mod.uk/defenceinternet/aboutdefence/corporatepublications/boardsofinquiry/boinimrodmr2xv230.htm
[3] http://www.official-documents.gov.uk/document/hc0809/hc10/1025/1025.asp
[4] Department of Health (2000) An organisation with a memory. Report of an expert group on learning from adverse events in the NHS chaired by the Chief Medical Officer. Disponible en:
http://www.dh.gov.uk/en/Publicationsandstatistics/Publications/PublicationsPolicyAndGuidance/DH_4065083

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